El Aguila real

 

                                                  El Águila Real

 

Sobre la escarpada montaña, un nido del Águila Real contiene los huevos de su cría.

La  soberna de las alturas, extiende sus majestuosas alas y se lanza al vacío, aprovecha las corrientes de los vientos y viaja hacia el fondo del cañón.

 Un roedor de escasas dimensiones es registrado  por su telescópica mirada, he  inicia el  vertiginoso descenso.

Sin  advertir la presencia de un furtivo cazador  que de un certero disparo destruye una de las aves  más hermosas de la naturaleza

El Águila Real ya no regresó a su nido, quedando desprotegidos los huevos del nido, para ser extraídos por depredadores naturales aprovechando su ausencia.

En el nido desprotegido solo ha quedado un huevo que es arrastrado por la torrencial lluvia, el nido se precipito cuesta abajo, llegando al fondo del abismo, gracias a la estructura de paja que le sirvió de soporte y con el cascaron como defensa natural, la diminuta ave a sobrevivido al impacto.

Guiada por su instinto “rompe el cascaron”, quedando abandonada a su suerte, como única herencia, su linaje de Águila Real, es dotada de condiciones únicas para enfrentar  el mundo y vencer  la adversidad.

Inicia su incipiente vida cazando culebras, los días pasaban y cada día  que trascurre su cuerpo se fortalece  y su espíritu crece.

Lo único que tenía que hacer era seguir su instinto que su naturaleza le ha otorgado

Debido a la torrencial lluvia, el caudal del rio ha crecido, arranando con él al  árbol donde se encontraba el águila, apenas logró sostenerse en un endeble rama,  tuvo  miedo de soltarse y caer a las aguas del caudaloso rio, finalmente la rama cedió y la pequeña ave fue arrastrada por la corriente.

Agitando sus alas logro alcanzar la orilla, estaba exhausta, para luego secar sus alas al sol,

Fue entonces que descubrió que no era un ave indefensa,

“Tenía  alas para volar” y un pico poderoso con que enfrentar al mundo.

Su instinto le fue instruyendo en el arte de volar, día a día  ganaba en confianza, primero se arrojaba de pequeños  montículos, luego fue  asediando hasta los peñascos más altos.

La majestuosa  Águila Real  iba alcanzando cada vez mayores alturas

Aprendió que mientras más alto ascendía, mayor era su soledad, pero también su satisfacción era mayor, sabía que  no era un ser desvalido presa fácil  de sus adversarios, ahora sabía que era un Águila Real, destinada a ser soberana de las alturas.

 Al llegar  a la cima de la montaña se detuvo por un momento a contemplar el hermoso espectáculo que brindan las alturas.

Y sin dudar se arroja al vacío, fue en ese momento que  su destino se reveló   para  ser soberana de las alturas.

 

Dedicado al DR Salvador Calva.

Elías Villalobos Saile.

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