El Pequeno Navegante -Venta en Amazon.com
En una tibia mañana de marzo, en una balsa de troncos y bejuco, el pequeño navegante Lalo y su inseparable amigo, el Búho Sabio, se hacen a la mar. Llevan como único equipaje un grandioso sueño que conquistar:
viajar
a lo desconocido.
La delgada línea que en el horizonte divide el turquesa del cielo y el turquesa del mar es un incomparable espectáculo del Planeta Azul. El viento sopla sin descanso, acariciando impetuoso mar con notas arrancadas a una flauta celestial.
Al atardecer, el disco del sol termina su diaria ruta y se despide para que la noche ocupe su lugar. Ahora, en el azul índigo, el viento es una furiosa
tempestad que
sorprende
a los navegantes. El
oleaje se alza
tanto,
que
la balsa corre el peligro de naufragar.
Perdidos
en la
oscuridad,
sin
la orientación de las estrellas y sin brújula alguna, Lalo y el
Búho
navegan
a la deriva. ¿En dónde están y a donde se dirigen? El miedo a no saber aprieta el corazón del pequeño
navegante. El Búho Sabio ve correr las lágrimas de Lalo pero su Dios que nunca los abandona y protege, dándoles fe y determinación.
Y como todo en la vida, la tormenta termina.
Las
tenues
luces
del
amanecer
y las tranquilas aguas del Caribe anuncian la
llegada de
un bello
día
por
vivir.
Lalo
le sonríe ante esa promesa;
es un niño aventurero, ansioso por ver lo que se en- cuentra más
allá
de
lo conocido.
Después de navegar bajo un plácido clima, ya cerca del mediodía, se encuentran en la mitad un archipiélago que el Búho no había visto antes en sus mapas. Es un conjunto de islas pequeñas y grandes, anchas y finas. Lalo y su amigo están cansados, tienen hambre y
además, su balsa necesita reparación. Así que deciden desembarcar en el sitio
más próximo.
EL PEQUEÑO NAVEGANTE Y SU AMIGO EL BÚHO SABIO
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