Benito Juarez

                              Benito Juarez

El pastor que forjó una nación

Después de una larga jornada de camino
el amanecer descubre la colonial ciudad de Oaxaca,
la antigua Antequera.

Un indígena zapoteca de doce años
llega sin más equipaje que su indómita voluntad.
Heredero de una raza nunca sometida.

Nada posee pues la orfandad sorprendió al humilde pastor,
aún el idioma español desconoce.

Todo apuntaba a que la injusticia
lo convirtiera en una más de sus víctimas.
Todo indicaba que formaría parte de esa sociedad de castas
sin más futuro que servir al patrón.

Pero el destino da un golpe al timón:
cursa la carrera de derecho bajo el abrigo de su tutor Sala Nueva.

Son su inquebrantable voluntad
y el fervor de servir a una causa superior
quienes lo llevan a emprender la gran obra.

Devolverle a su patria el derecho a elegir su propio destino.
Con la razón del Derecho en la mano,
inició sin vacilación el camino del conocimiento de las leyes.

Así pudo alzar la mano
cuando la naciente patria más lo necesitaba,
a él, el más humilde de sus hijos.


Con la razón de la Ley se enfrentó a propios y extraños
devolviendo la dignidad a un pueblo humillado.

Tomó la dimensión de un gigante
al enfrentar al Gran Imperio francés,
él más poderoso ejercito de la época.

Él tenía a su favor las armas del Derecho y la Razón .
Demostró, una vez más, que el derecho
es superior a cualquier ambición.

En él se depositaron los ideales más altos.
El pueblo le reconoció como “benemérito”.

Sus detractores y enemigos aún están presentes,
pero su postulado sigue vigente
y es más fuerte.

“Entre los hombres, como entre las naciones
el derecho al respeto ajeno es la paz”.
Juárez,
devolviste a los mexicanos el derecho más sagrado,
el de elegir su destino.        www.elíasvillalobossaile.com 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Fabula del Lobo, las Ovejas y el Perro guardián.

Fabula del Colibri y los Cuervos.

El sapo y la oruga