Dejame acariciarte.
Déjame acariciarte con mis palabras. Deja que tus oídos escuchen la voz de mi alma. Deja que el camino que llega a tu corazón sigamos el camino juntos. Deja que mi alma te abrace con la ternura de un niño. Deja que mis labios besen la geografía de tu ser. Deja que mis manos acaricien con ternura toda tu piel. que es, la forma más divina de oración creada por Dios. ¿Y si hay? una herida en tu corazón déjame sanarla con la fuerza de mi plegaria. Déjame anidar en ti para fundirnos en un solo ser ¡hasta el final! Elías Villalobos Saile.