La Balsa

El viajero o la balsa

Flotando va la balsa
en la inmensidad del mar.

Con sus crestas de alegrías.

Con sus mesetas de dolor.

En un eterno vaivén
el oleaje es quien conduce la balsa a su destino final.

Somos necios agricultores
arando surcos en la mar.

Nuestro océano se ha colmado por el agua salada.
Salada por el esfuerzo y dolor.

Nuestro espíritu es el balsero.

Nuestro cuerpo es la embarcación.
Balsa de frágil junco.

El portentoso Titanic se hundió.
Pero la endeble balsa “Ra” sobrevivió.

Creo en un destino.
Creo en una voluntad.

El sol es el amor
que nos reconforta.

Estrella radiante que a veces no vemos.
Lo impide la tempestad.
Sin embargo siempre está.

La luna es la compañera de nuestra soledad.

Soy el marino de la esperanza,
él que viaja en la tempestad.

Mi corazón es la brújula.

Somos marinos errantes
que vagan en la oscuridad.

El amanecer ha disipado
al abrigo tenebroso del océano.

¿Qué nos traerá el nuevo día?

Somos viajeros
con rumbo a un destino desconocido.

El mar permanecerá.
La balsa desaparecerá.
Y mi ser ¿a dónde irá?

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